RELACIONES PROFUNDAS AMISTADES ETERNAS.

No se si les ha sucedido que dejamos de ver a algún amigo, por meses, hasta años, pero derrepente con una llamada, con un encuentro fortuito en un bus, en el banco, en el mall, o en el cine, sientes como que el tiempo se detiene, y el lazo que existía con esa persona está intacto, como si lo hubieras dejado de ver ayer, es bien curioso.

Estos días atrás me ha pasado con varias personas importantes que tenía mucho tiempo de no ver que ha sido muy reconfortante volver a recordar aún 20 años atrás y reconocernos de inmediato como si fuera ayer.

Gente con la que compartimos trabajos, experiencias de amistad, momentos gratos en la vida que son parte de nuestra colección personal de buenos recuerdos, que a veces por el paso del tiempo guardas como las fotos del album empolvado, que tienes almacenado en una de las gavetas del recuerdo, cuando lo sacas se encienden recuerdos valiosos que recuerdan épocas que nos marcaron.

De todo esto lo más valioso es la eternidad de una buena amistad, cuando los lazos se profundizaron y nos permitieron formar vínculos que perduran con el paso de los años. Nada como una buena amistad atesorada con el paso del tiempo. Nada más valioso que eso, que poder darte cuenta que dejamos y nos dejaron huella, que el paso por la vida no ha sido en vano.

Las oportunidades que nos permite la vida para toparnos, no por casualidad, con personas que nos forman, que nos bendicen en el camino, que como Cristo mismo decía en su discurso, me viste sediento y me diste de beber, me viste desnudo y me cubriste, me viste hambriento y me diste de comer, esto no es nada esotérico, es la oportunidad que él nos da para ser de bendición en el paso por este mundo.

Hoy en día ha cambiado mucho el sistema de relaciones humanas, cada día perdemos la sensibilidad con nuestros congeneres, y nos volvemos fríos y desinteresados, pasamos y dejamos pasar sin siquiera voltear a ver a la persona que tenemos al lado. Hay que luchar contra eso y volver a crear relaciones profundas para cultvar amistades eternas.

Nunca estará de más toparnos en la calle al amigo olvidado para retomar el paso en lo que yo llamo el bus de la vida donde todos nos subimos en paradas diferentes para bajarnos igualmente en diferentes lugares, y en una de esas idas y venidad, cruzarnos con personas que se convierten en marcas importantes en nuestro tránsito que no para, y hacer una pausa para recordar a los pasajeros que han sido compañeros de asiento en este bus de la vida.